Por el camino vimos varios cadáveres de ciervos, víctimas de las grandes nevadas de este invierno. Todavía queda mucho agua por todos sitios y las perras que nos acompañan van disfrutando todo el camino.
Tras una agradable subida acompañados por un perro autóctono de Triollo (Tor) alcanzamos nuestro objetivo, para después almorzar por allí arriba. Esta vez viene Luci con Cata que no dudó en empuñar el pendón para la ocasión.
El Curavacas no nos dejo ver su silueta en toda la mañana. Bajamos luego al chozo a por las mochilas y a comer a Triollo donde nos agasajaron como siempre Ana y Rafa.
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